Esta película, de modo estricto,
no podría considerarse serie B. O quizá sí. En realidad da igual cómo la
consideremos, porque lo importante de la película es que, aunque estaba
concebida para convertirse en un clásico del cine infantil y juvenil, acabó
relegada a obra de culto, desconocida para much@s a consecuencia de su onírico
lirismo, a su extravagancia, y a su no del todo entendido argumento alegórico,
que la llevó a ser un fracaso de taquilla y a que el público le diera la
espalda.
LOS 5000 DEDOS DEL DOCTOR T.
es un film del año 1952, escrito por Allan
Scott y Dr. Seuss, dirigida por Roy Rowland y producida por Stanley Kramer.
Indudablemente, la trama de la película bebe de las fuentes de los cuentos infantiles de los Hermanos Grimm o Hans Christian Andersen, pero también de clásicos como “Alicia en el País de las Maravillas” o “El Mago de Oz”. La historia nos cuenta las pesadillas y ensoñaciones de un niño de 9 años, Bart Collins, que ante el terror que le provoca la severidad y el celo que su profesor de piano, el Dr. Terwilliker pone en sus clases, recrea en su imaginación un universo de fantasía dónde el malvado Dr. T. esclaviza a cientos de niños para hacerles tocar un piano gigantesco que ha construido en su castillo.
Entre la realidad y la magia, la
película transita por diversos géneros, el musical, la comedia, el drama, la
aventura y lo fantástico, que se funden en un envoltorio pleno de colorido (su
fotografía en TECHNICOLOR es
extraordinaria), imaginación desbordada, lirismo y diversión.
Aunque sus números musicales son
más bien discretos, no obstante, ofrecen un contrapunto argumental realmente
interesante y bizarro, que acrecienta el carácter onírico y alucinado de todo
el conjunto.
El reparto, encabezado por el
pequeño Tommy Rettig, y en el que
también participan Hans Conried, Mary
Healy y Peter Lind Hayes, realiza
un trabajo más que aceptable, más allá de su labor en el apartado musical, ciertamente
mejorable. El guión, sin demasiada complejidad estructural, no ofrece muchas oportunidades para el lucimiento, pero
el elenco lo solventa con profesionalidad, oficio y suficiencia.
Aunque, sin lugar a dudas, lo
mejor de la película es su diseño artístico y su puesta en escena. Decorados
plenos de colorido, con clara influencia teatral y pictórica, que componen un
universo mágico dónde el film alcanza cotas de virtuosismo estético. Ambientes
imaginativos, que nos hechizan, escaleras que se retuercen, que parece que
cobran vida propia, habitaciones y lugares surrealistas, pianos gigantes,
vestuario cromáticamente excesivo y desbordante… Todo un despliegue técnico, de
cartón-piedra, en las antípodas de lo que se hace hoy en día, casi todo reducido
a la recreación meramente digital…
LOS 5000 DEDOS DEL DOCTOR T.
resulta un largometraje genial, iconoclasta, distinto, delicioso… Un film capaz
de satisfacer por igual a diferentes, y múltiples, públicos, más allá de su
envoltorio de mera fábula infantil.
Además, ideal para las fechas que
se avecinan, para disfrutarlo con una buena mantita y un buen cuenco de
palomitas… Es en ese momento dónde la magia del cine cobra verdadero sentido…
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